Cómo pensar fuera de la caja

Pensar fuera de la caja no es mas que pensar en soluciones creativas para obtener nuevos resultados en cosas que ya se conocían, por ejemplo la manera de resolver algún proceso dentro de la empresa, una mejor forma de afrontar algún problema o simplemente ser creativos para mejorar, a continuación te damos algunos consejos para hacerlo de la mejor manera:

1. Establece parámetros para enfocar tus ideas
Irónicamente, tener demasiada libertad puede inhibir la creatividad. Los límites ayudan a que tu memoria funcione correctamente, dándote ideas más profundas y amplias. Demasiadas veces, las personas comienzan desde algo muy general y eso provoca mucha presión. Es mejor anclar una idea en algún lugar determinado.

Mientras haces una “lluvia de ideas”, enfoca tu pensamiento en hacer preguntas específicas. Por ejemplo, si estás buscando nuevas estrategias de marketing, enlista 10 cosas que podrías hacer en Facebook o cinco ideas que involucren el crowdsourcing. Juega con una variedad de notas y escribe todo lo que te venga a la mente, no importa qué tan pobre sea la asociación entre ellas.

2. Busca inspiración en lugares poco esperados
Para pensar fuera de la caja, necesitas impulsar a tu cerebro a que haga conexiones que normalmente no haría. Para lograrlo, debes buscar inspiración que parece que no tiene relación alguna con el problema en particular.

Algunos emprendedores, en continuas ocasiones, provocan a su equipo diciéndoles palabras inesperadas, como ‘piña’ o ‘brillantina’ para una empresa automotriz. Nueve de cada 10 veces, las ideas que le encantan a la gente son generadas por relaciones ridículas y hechas al azar. Para encontrar estas ideas, observa las imágenes más populares en Pinterest o las tendencias en Twitter, o dándole clic a “Voy a tener suerte” en Google, por ejemplo.

3. Enfócate en la calidad, no en la cantidad
Mientras generas ideas, desenchufa a tu editor interno. Agota todas tus buenas ideas y empieza a dar sugerencias que a primera vista parezcan absurdas o incorrectas. Recuerda, siempre puedes convertir una mala idea en una buena si la canalizas adecuadamente.

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